Podría hablar del festival de Molins de Rei, en el que fuimos y lo pasamos de putísima madre, pillamos un hotel para no preocuparnos y hasta disfrutamos de un desayuno con nutella y unas risas.
Sobre el festival, solo entré en la entrega de premios, pero viendo toda la organización y estando con los que se lo curran, puedo decir que hacen un gran trabajo y que su éxito viene de un día a día y de un cariño por el cine de género que se transmite.
También podría hablar del workshop de Mestre Boca do Rio, al que fuimos por la tarde, muy poca gente pero acogedor.
Pero no, el tema de hoy es el cambio de la ropa de verano a invierno, si señor, eso que tardas días y días en ponerte manos a la obra, llega el frío, vas reciclando chaquetillas y capas que tienes por fuera hasta que ya no puedes más, es necesario subir los jerseys y pantalones que abriguen o la crisis será insuperable.
Así que me pongo manos a la obra y vuelvo a descubrir esos jerseys, esas faldas, esos pantalones que no recordaba. Es una ilusión como si vinieras de compras y tuvieras muchísima ropa nueva, un sentimiento increíble, bastante superficial, pero te sientes por un momento que tienes un montón de modelitos por estrenar, y eso lo dice la menda, que ni es presumida, ni se preocupa mucho por su look, me imagino que para otras personas debe ser casi un orgasmo.
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